viernes, 20 de noviembre de 2009

2012



La he visto.

Aun no tengo palabras.

Pero desde luego Emmerich no engaña. Da todo lo previsto y prometido: Muertos, destrucción (MUCHISMA destrucción), heroismo, fantasmadas, un poco de que buenos somos (casi) todos, y un poco de sentimentalismo de todo a 100.

Pero la pelicula no aburre. Si dejas el sentido crítico a la entrada del cine, las dos horas y media se pasan entretenidas.

Y se aprende física y astronomía:

Ahora sé como se una alineación de los planetas. Parece mentira lo cerca que están unos de otros. Ahora sé que la NASA nos engaña. Ir a Marte es una paseíto. Jupiter y Saturno están cerquísimo.

He aprendido que las llamaradas solares emiten montones de neutrinos (pero neutinos raros, que quede claro), que "mutan" y se transforman en microondas (o algo así), que hacen hervir el agua (pero solo en dos o tres sitios).

Me he enterado de que la tectónica de placas explica que los continentes se desplacen 23º (2.500 km en el ecuador) en pocas horas. Esto perimite organizar mejor los viajes: Si lo haces bien, tu destino viene hacia tí, así que llegas antes y con poco combustible.

He aprendido que la inversión de los polos se producirá de repente.

Esos mares a 8000 m de altura me han impresionado.


He aprendido que con un par de clases de vuelo puedes pilotar entre edificios que se caen, y entre bolas de fuego.


Pero a pesar de ello, me lo he pasado bien.

1 comentario:

espiral ciencia ficción dijo...

A veces, apetece eso... palomitas y espectáculo ;-)
Yo también estuve esquivando lava, rocas y olas un buen rato.
Juanjo